Las prácticas empresariales anticompetitivas, al igual que los acuerdos colusorios o las conductas abusivas que puedan llevar a cabo los operadores dominantes, son susceptibles de ocasionar perjuicios a dos niveles. En primer lugar, estas conductas lesionan el interés general, en la medida en la que alteran y distorsionan la libre competencia en los mercados. En segundo lugar, los ilícitos competitivos pueden también causar un daño en los patrimonios individuales, cuando afecten a los intereses de los consumidores y/o a las empresas que se relacionan con las empresas infractoras. La obra se centra, fundamentalmente, en examinar las acciones de daños antitrust y la cuantificación de los perjuicios que pueden derivarse de los ilícitos competitivos
Elena Cristina Tudor